El serbio
Novak Djokovic siente el mordisco escalofriante de los recuerdos, quemazón ardiente de las viejas cicatrices, cuando el tercer set se extiende ante él como una dulce promesa: antes de ganar a
Rafael Nadal por 4-6, 6-3 y 6-2 en la
final del torneo californiano de Indian Wells, el número dos mundial desaprovecha cinco bolas para llevarse el partido hasta la manga decisiva. Ahí, cuando convierte la sexta, se acaba la discusión. Nadal, sepultado por su horrible día al saque (42% de primeros servicios), acaba mudo y cejijunto, sin peso ni
plan b para el encuentro, desconocido. (Fuente: periódico El pais)